El psicólogo y psiquiatra Enrique Rojas aconseja
que "los que se sientan blanco de envidias de
compañeros de trabajo, estudio, vecinos,
amigos y hasta familiares deben saber que
lo más importante es preservarse, no exponerse
... a situaciones que provoquen y agudicen este sentimiento".
Sobre el tan humano defecto de la envidia, un relato
tradicional cuenta que una vez una serpiente empezó
a seguir una luciernága. Después de tres días de
persecución incesante, y ya sin fuerzas, la luciérnaga
se detuvo y le habló a la serpiente:
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-No he escuchado nunca antes a ninguna presa, pero
como te voy a devorar, puedes preguntar...
-¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
-No
-¿Te hice algún mal?
-No
-Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?
Tras meditar un rato, la serpiente respondió:
- Porque no soporto verte brillar.
¡Feliz día!
El psicólogo y psiquiatra Enrique Rojas aconseja
que "los que se sientan blanco de envidias de
compañeros de trabajo, estudio, vecinos,
amigos y hasta familiares deben saber que
lo más importante es preservarse, no exponerse
... a situaciones que provoquen y agudicen este sentimiento".
Sobre el tan humano defecto de la envidia, un relato
tradicional cuenta que una vez una serpiente empezó
a seguir una luciernága. Después de tres días de
persecución incesante, y ya sin fuerzas, la luciérnaga
se detuvo y le habló a la serpiente:
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-No he escuchado nunca antes a ninguna presa, pero
como te voy a devorar, puedes preguntar...
-¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
-No
-¿Te hice algún mal?
-No
-Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?
Tras meditar un rato, la serpiente respondió:
- Porque no soporto verte brillar.
¡Feliz día!
que "los que se sientan blanco de envidias de
compañeros de trabajo, estudio, vecinos,
amigos y hasta familiares deben saber que
lo más importante es preservarse, no exponerse
... a situaciones que provoquen y agudicen este sentimiento".
Sobre el tan humano defecto de la envidia, un relato
tradicional cuenta que una vez una serpiente empezó
a seguir una luciernága. Después de tres días de
persecución incesante, y ya sin fuerzas, la luciérnaga
se detuvo y le habló a la serpiente:
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-No he escuchado nunca antes a ninguna presa, pero
como te voy a devorar, puedes preguntar...
-¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
-No
-¿Te hice algún mal?
-No
-Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?
Tras meditar un rato, la serpiente respondió:
- Porque no soporto verte brillar.
¡Feliz día!
No hay comentarios:
Publicar un comentario